martes, 8 de diciembre de 2009

Sin Tetas no Hay Paraiso

Anara Atanes

Simpática, divertida, buena persona, estupenda modelo y mejor novia (eso dicen). Estamos hablando de Arana Atanes, novia del futbolista del Sunderland: Kieran Richardson. También se le ha relacionado con Freddie Ljungberg (con quien ha protagonizado alguna campaña publicitaria) y con el ex-futbolista del Liverpool, ahora en el Zaragoza, Jermaine Pennat.

Esta modelo inglesa de 22 años es todo un descubrimiento que está dando mucho que hablar en la prensa de Inglaterra, algo que, por otra parte, no extraña nada.



by Sombras

Fútbol Internacional: FIEBRE MILINKO

BALONES DE ORO, BOTAS DE PLATA… Y FIFAS DE HOJALATA

La noche del pasado martes, la revista France Football hacía pública la resolución del prestigioso galardón que anualmente otorga al mejor jugador del mundo: el Balón de Oro. Dicho lustroso entorchado individual ha recaído, en la presente edición, en Leo Messi. Enhorabuena, desde este humilde proyecto de divulgación balompédica que es “Sin Balón No Hay Fútbol”, para el Astro de Rosario quien, tras un tercer puesto en 2007, y después de haber quedado en el segundo escalón del podio el pasado ejercicio, se alza con el ínclito balón dorado en este año que en breve expira.


La idea de otorgar este galardón surge, en 1956, por iniciativa de Gabriel Hanot, quien invita a sus colegas a votar al mejor futbolista europeo (jugando, además, en una liga del Viejo Continente) del año; posteriormente, cualquier futbolista militando en un conjunto de cualquier liga europea es potencialmente votable (de ello se benefician Weah, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho). Finalmente, en 2007, el galardón se “internacionaliza”, de modo que cualquier futbolista de cualquier liga mundial puede ser elegido.

Ojeando la lista de galardonados, desde hace ya cincuenta y tres años, y tras la amplia profusión de ilustres nombres que en ella aparecen (desde el mítico Sir Stanley “The Wizard” Matthews, en su primera edición, hasta Messi), uno comprende que, efectivamente, lo que en su día surgió como una idea banal, se ha convertido, en la actualidad, en el mayor premio individual de excelencia futbolística al que puede optarse a día de hoy.

Mención especial requiere otro laurel individual, el de máximo goleador de ligas europeas: la Bota de Oro supone, en mi opinión, una visión sesgada, parcial y, en cierta medida, injusta de la capacidad anotadora del atacante en Europa, ya que la cifra goleadora ha de confrontarse con el coeficiente UEFA de la liga donde participa el futbolista en cuestión; coeficiente que establece anualmente la máxima organización del fútbol europeo en base a unos criterios, cuando menos, discutibles… En la temporada actual, y a la espera de la publicación de los coeficientes del próximo ejercicio, sorprende ver cómo ligas del nivel de la Superliga portuguesa (Oporto, Benfica, Sporting), Scottish Premier League escocesa (Celtic, Rangers), las Ligas Premier de Rusia (Rubin Kazan, Zenith, Spartak Moscú) y Ucrania (Shaktior Donetsk o Dinamo Kiev), o la Eredivisie holandesa (Ajax, PSV o Feyenoord); ligas, todas ellas, con clubes que suelen poblar, habitualmente, fases avanzadas en competiciones europeas, coexisten en el escalafón del coeficiente 1,5 con otros campeonatos de nivel netamente inferior, como la Ligat Ha´Al israelita,la LPB búlgara o la Tipeligaen noruega, cuyos conjuntos rara vez superan fases iniciales en las copas de la vieja Europa. ¿Por qué este intrincado sistema de coeficientes de dudosa procedencia? El vil metal, siempre ese dinero que suele estar detrás de todas y cada una de las decisiones que, supuestamente en pos del balompié, adoptan UEFA y FIFA… dinero de patrocinadores (jugosas sumas, por cierto), de proveedores, merchandising y televisiones…

¿Por qué no valorar, simple y llanamente, al máximo anotador absoluto de la temporada en Europa? ¿Por qué un sesgado sistema que, desde 2002 (Mario Jardel, defendiendo los colores del Sporting Portugal), facilita el galardón a los goleadores de las cinco grandes ligas (España, Inglaterra, Italia, Francia y Alemania), únicamente? Porque “vende” más, confiere más prestigio, y dignifica el “valor económico de mercado” del premio en cuestión (y, por ende, del fútbol europeo), el hecho de entregar la corona de goleador del año a Roy Makaay, con 23 goles en 2002-2003 (frente a los 37 del estonio Andrei Krylov), a Henry en 2003-2004 (30 dianas, por 45 del armenio Ara Hakobian), a los 26 tantos de Francesco Totti en 2006-2007 (cuando Alfonso Alves, en el Herenveen, o Eduardo da Silva –hoy en el Arsenal y, entonces, en el Dinamo Zagreb-, habían perforado en 34 ocasiones el marco rival) o, en el último ejercicio, a Diego Forlán, con 32 goles (confrontados a los 39 del tanque austriaco Marc Janko)… ¿Por qué no volver al antiguo sistema de puntuación en el que, simplemente, la condecoración recaía sobre aquél que presentaba los guarismos anotadores más altos? ¿Miedo de la “devaluación” del premio si se “cuelan” outsiders, como ocurriera, siguiendo el viejo sistema, con el búlgaro Slavkov, el turco Çolak o el rumano Mateut en la década de los ochenta? Cuando el dinero entra por la puerta, la esencia del deporte salta por la ventana… ¿o no?

by Milinko